¿Como te sientes hoy?


¿Cómo te sientes hoy?

Una emoción es un estado afectivo que experimentamos de manera subjetiva reaccionando a los estímulos que percibimos en el ambiente en que nos desenvolvemos; estos estados internos promueven motivaciones, deseos, sueños y necesidades.

Existen 6 tipos de emociones básicas: el miedo, la sorpresa, la aversión, la ira, la alegría y la tristeza.

Hoy Hablaremos del MIEDO.

El miedo es una emoción que significativamente nos produce una sensación automática de protección, cumple con un papel fundamental: La supervivencia, no es una emoción agradable, pero si, pasiva que nos permite vivir y alejarnos de aquello que puede significar un peligro para nuestra salud física, mental, la seguridad o la autoestima. 

Sin el miedo, viviríamos la vida con tal osadía que no estimaríamos la necesidad de protegernos y terminaríamos destruyendo nuestra preciada existencia, por esto y aunque vinculemos esta emoción a la infelicidad, lo cierto es que el miedo como cualquier otra emoción que podemos sentir es positivo y funciona y reacciona en nuestro cuerpo en función de nuestros patrones mentales, de nuestras creencias y pensamientos para alejarnos de un suceso para el cual no estamos preparados. 

El problema surge en su disfuncionalidad; cuando este se convierte en algo más: en sentir miedo a nuestros propios miedos, y es que el problema con esta emoción, como con cualquier otra radica  en cuando las interpretaciones a las creencias que hemos formado a lo largo de la vida no nos permiten vivir plenamente debido al temor del resultado o las consecuencias provenientes de hacer lo que deseamos, es decir debido al miedo a lo que puede ocurrir.

Las emociones son energía en acción que necesitan ser canalizadas de manera adecuada, cuando reprimimos las emociones o acumulamos sentimientos de miedo, rabia o dolor, el cuerpo en su sabiduría busca encontrar un equilibrio para liberar esta energía, el inconveniente es que en ocasiones, se manifiestan en forma de enfermedades o molestias físicas, incluso alteraciones mentales, por ello debemos sentir nuestras emociones con libertad en lugar de reprimirlas o tratar de controlarlas.

Si gestionamos de forma disfuncional nuestro miedo, nos frenará demasiado, por esto ten presente siempre que el miedo no es el problema, sino que hacemos con él.

Un artículo en Harvard Business Review señala que para que podamos entender el rol positivo que juegan el miedo y la incertidumbre, debemos dejar de pretender mantener todo en nuestra vida bajo control, necesitamos sentir en algunas ocasiones un vacío debajo de nuestros pies  de manera que nuestra vida pueda ser lo necesariamente desafiante para que podamos vernos motivados a enriquecer los instantes de la vida, porque como lo decía Mahatma Gandhi: “Hay más en la vida que aumentar su velocidad”.

Para muchos de nosotros, nuestra vida normal, nuestra vida cotidiana, es demasiado rápida y no la validamos como un estado ideal de vida sino más bien guardando el deseo de ese ideal, estamos en constante miedo de vivir, de asumir los desafíos a los que podemos vernos enfrentados constantemente, y no procuramos por realizar cambios saludables en ello.

Sal de tu zona de confort, Haz lo que temes tanto hacer, sólo así verás aumentar tu confianza. No te digo que salgas al mundo a tomar riesgos físicos, pero sí que hagas ese viaje que tanto has deseado hacer, que le expreses a esa persona que te gusta cuanto mucho te gusta, que emprendas el negocio que tantas vueltas ha dado en tu cabeza, no importa cuáles sean los resultados, al final sabrás que lo intentaste y no que la vida paso y no hiciste nada al respecto.

Todas las cosas inconclusas están acompañadas por el sentimiento de culpa, que es un del reflejo del miedo, ese pendiente que no se vivió, que no sano, que no se cerró, que no se experimentó; por eso vive  entendiendo que el miedo cal igual que todas las demás emociones tiene un propósito en nosotros que debemos reconocer y expresar con asertividad, manifestando adecuadamente esta emoción de manera que podamos vivir la vida con pasión y con una pizca de incertidumbre pero al mismo tiempo con seguridad y en sintonía con nuestros ideales para así transformar nuestro paso por este mundo en un despertar a nuevas realidades con una visión de la vida más libre y plena, dándole equilibrio a nuestras emociones, cuidando de nuestro cuerpo, fortaleciendo nuestro ser espiritual y amando.

Y así, si algún día nos toca estar parados ante el todo, aunque nos acompañe la nada, el todo gritara que es el todo, y la nada se reducirá a nada, pues la nada nos habrá abandonado al sentir que somos nuestro todo.


Miryam Cecilia Morron E.

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