Claves para el Desarrollo emocional del niño
Este es un momento de la vida en que la educación empieza a transformarse en algo más que la adquisición de saberes temáticos sobre matemática o biología; una revolución del pensamiento donde no solo es importante la capacidad mental de nuestros estudiantes o su salud física sino el abordaje de sus emociones, buscando profundizar en la integralidad del ser humano, complejo y maravilloso.
En esa indagación hacia el interior de nuestros niños, los educadores hemos empezado a instrumentalizarnos a través de herramientas cada vez más subjetivas al desarrollo personal de cada uno de nuestros infantes, brindándoles un apoyo moral que los ayude a mejorar sus destrezas emocionales y formar un mejor autoestima, adaptándonos cada vez más al mundo de nuestros pequeños logrando su desarrollo emocional a través del estímulo de su propia conciencia.
Al poner en práctica ejercicios como el entrenamiento en mindfulness, manejo de su inteligencia emocional, activación de su mente a través de programación establecida, podemos obtener reacciones emocionales que ayuden a nuestros niños a conectarse con sus patrones inconscientes y el desarrollo de su atención plena.
Cuanto mayor sean nuestras expectativas como educadores, mayores serán los retos, pero así mismo los resultados educativos.
Los elementos claves en la educación emocional del niño son enseñarlo a aceptar su proceso evolutivo, orientar sus destrezas para potencializar sus talentos y cultivar en ellos la paciencia para generar una real comprensión por aquello que le cueste lograr.
Los niños viven en la inmediatez y buscan que todos sus deseos sean imperiosamente realizados en el momento mismo en que son expresados, así que al igual que el don de la paciencia que esperamos cultivar en ellos, debemos enseñarlos a gestionar su espontaneidad e impulsividad, algo con lo que todos los seres humanos nacemos y desarrollamos naturalmente a lo largo de nuestros primeros años de vida.
Si como educadores acompañamos ese desarrollo dirigidamente, podremos apoyarlos asertivamente ante la frustración que resulte de no lograr cumplir su deseo con la inmediatez que este espera. Al abordar el mundo emocional, guiaremos a nuestros estudiantes frente a la hermosa realidad de que todo lo que nos sucede son una ocasión para aprender y crecer de modo que puedan ver oportunidades en vez de contratiempos en todo aquello que les acontece.
Como adultos y educadores en muchas ocasiones buscamos hacer desaparecer las emociones negativas del niño de manera rápida, tal vez porque nos resultan incomodas o porque no somos capaces de validarlas y sostenerlas frente al niño. Esto puede darle una perspectiva desorientada al niño sobre cómo abordar el desánimo o la frustración, distorsionando al final el objetivo principal frente a la dificultad del niño que debe ser reencauzar sus emociones, de modo que ante la tristeza pueda comprender porque se siente así, que otros aspectos físicos o sensoriales se vinculan a su desanimo y pueda soltar esa emoción y dejarla ir de manera positiva aprendiendo a manejar sus emociones de manera asertiva y gradual de forma que su evolución mental, emocional y física vayan de la mano y estén articuladas con su capacidad de autorregulación.
Las claves para el desarrollo y crecimiento emocional de los niños, son:
1. Aprender a reconocer sus sentimientos detectando su reacción emocional y prosperando en ellos la atención sobre las alternativas que existen para sobreponerse a las dificultades o disfrutar los logros.
2. Validar sus sentimientos y comprenderlos, con poca o baja intervención de nuestra parte, permitirles sentir sus emociones y proyectarles la confianza necesaria para que puedan desenvolverse dentro de sus dificultades de manera que aunque saben que nosotros estamos allí para respaldarlos, conviene permitirles que puedan por ellos mismos controlar externamente las manifestaciones interiores de sus emociones, tal vez esto es algo que como padres o acompañantes de su educación se nos dificulta pues sentimos la necesidad imperiosa de brindarles amor y felicidad el 100 % del tiempo, sin embargo el amor y la felicidad son estados de la vida del ser humano en donde la tristeza o la frustración juegan un rol importante para su validez y reconocimiento. Ayudarlos con técnicas de respiración y espacios de acompañamiento con frases motivacionales pueden ayudarlos a vivir las experiencias de sus pequeñas vidas de manera más asertiva.
Enfadarse tras una frustración es normal, y en este sentido no se trata de negar la emoción o reprimirla. Lo que sí tenemos que ayudar a controlar externamente son las manifestaciones agresivas de esta ira.
Al final poderle brindar reflexiones sobre el porqué de cada cosa que sucede a su alrededor y llenarnos de paciencia frente a sus innumerables preguntas y cuestionamientos sobre la realidad como la perciben, pueden ser acciones positivas frente a las actitudes de nuestros niños que posteriormente los ayudaran a formar mejores versiones de ellos mismos.
3. Importantísimo elegir una acción o consecuencia responsable de cada decisión que hemos tomado y de esa misma forma enseñar a nuestros niños que tras cada acción existe una consecuencia, de manera que a partir del reconocimiento de aquello que sienten puedan elegir con calma una forma de actuar más responsable y en línea con los objetivos positivos que desean lograr.
4. Siempre debemos propender por buscar un crecimiento y desarrollo interno que se encuentre en línea con sus signos externos de madurez comprendiendo en todo momento y sin que pueda olvidársenos que estamos ante niños, pequeñas piezas de papel en blanco que no manejan nuestro razonamiento adulto pero que progresivamente van ampliando su conciencia y su percepción del mundo que los rodea, aumentando su empatía y sentido de pertenencia con los sistemas a los que está integrado, es decir su familia, su comunidad, y por ende su sociedad. Personas y situaciones con las que estará interactuando a través de su vida.
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