¿Qué es una escuela innovadora?


Una escuela del siglo XXI es un espacio lleno de aventuras y exploración, un lugar donde existen oportunidades para aprender, desaprender y reaprender. Un espacio de descubrimiento no solo hacia el exterior sino al interior de nosotros mismos.
La transformación de nuestros espacios educativos puede ser diseñada de tal forma que ir a aprender sea totalmente estimulante y divertido, una travesía apasionante hacia el conocimiento, un reto que impulse la creatividad de nuestros estudiantes y le dé sentido a su aprendizaje.
Un componente importante, esencial para la construcción de una escuela innovadora es el perfil del docente, quién debe dejar de verse así mismo como un contenedor de conocimiento y más bien debe idealizarse como un diseñador de experiencias. Un profesional que organiza el contenido de acuerdo al tipo de aprendizaje de sus alumnos y negocia los tiempos de tal manera que se asegure que cada uno de ellos posea las herramientas necesarias para una aprehensión del conocimiento exitosa.
La formación Integral, es un concepto en auge hoy en día, y es positivo encontrar que cada día las escuelas se esfuerzan más, no solo por formar en lo académico sino en lo emocional; se preocupan por el individuo como ser provisto de sentimientos y se ponen al servicio del desarrollo completo del estudiante.
Ya no se forman personas para el mañana, sino aprendices para la vida.
La diversidad es la norma, no la excepción, en cualquier lugar donde hay individuos reunidos, incluyendo las escuelas.
Los estudiantes son diferentes de muchas maneras que son fundamentales para su aprendizaje: portan consigo un conocimiento previo, unas habilidades personales que los hacen auténticos, tienen concepciones de aprendizaje de acuerdo a su entorno, y estilos de aprendizaje que les permiten generar estrategias distintas para adquirir el conocimiento. Sus intereses, motivaciones,  y convicciones sobre su propia vida y el entorno a su alrededor convocan en ellos una particular forma de ver la vida y asumir los retos del día a día.
La eficiencia con la que gestionan sus emociones difiere en cada caso en particular de acuerdo siempre  a los términos socio-ambientales en los que se desenvuelven, tales como sus antecedentes lingüísticos, culturales y sociales.
Cuando los currículos están diseñados para alcanzar las necesidades de todos los estudiantes, incluso aquellos con características especiales o habilidades diferentes, pueden proporcionarles a los individuos oportunidades justas e iguales para aprender.
Los ambientes de aprendizaje necesitan ser diseñados para adaptarse a las diferencias que se encuentren en el grupo, y deben sustentar el aprendizaje de cada integrante del mismo, de modo que todos sientan que son parte importante y esencial de su grupo de trabajo. Es un desafío importante para las escuelas del siglo XXI, pero lograr tal empresa puede llevarnos a mejorar notablemente la forma como está conceptualizada la educación en la actualidad. Tenemos que dejar de pensar que la misma talla nos sirve a todos.
Las escuelas del siglo XXI deben ser comunidades de aprendizaje personalizado que dentro de su proyecto educativo visionen la necesidad del éxito, no como institución educativa, sino el éxito en el desarrollo del proyecto de vida de cada uno de sus estudiantes ya que las personas tenemos diferentes necesidades de aprendizaje.
Una escuela del siglo XXI, es una escuela consciente de los intereses de su estudiantes y deseosa no de ganar puntos en un ranking nacional, sino de trabajar en equipo con los seres humanos que integran su componente escolar para llevar a cabo con éxito el ideal de vida de cada uno de sus educandos.
Una escuela innovadora es una comunidad abierta, dispuesta a brindar oportunidades para aprender a aprender, donde pueda fortalecerse la autonomía en los estudiantes y la  iniciativa personal.
Volviendo a García Márquez en Cien años de Soledad: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.
En todo cambio de paradigma necesitamos nuevas palabras, nuevos continentes que se apropien del contenido secuestrado en el pasado. Parafraseando los versos de Manuel Machado: “Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son, y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor”.
Todas las escuelas de hoy en día quieren llamarse escuelas del siglo XXI, pero ¿Realmente lo son?, ¿Realmente se encuentran apropiándose de las riquezas tecnológicas del futuro?, ¿En verdad experimentan el conocimiento a través de la autorrealización del ser humano?, ¿Sus experiencias significativas están en contexto con la realidad diaria?, en muchas ocasiones la respuesta será NO, y esto es porque no le apuestan al cambio de forma clara, permanecen en sus estandartes donde su reloj se ha parado y aunque pueden modificar uno o dos aspectos de su proceso misional, la visión no cambia porque existe miedo, miedo a apostar por una educación inclusiva, miedo por reformar la zona de confort y explorar nuevas metodologías de aprendizaje, y además miedo porque el número en el ranking nacional es lo que cuenta, porque educar se ha convertido en un negocio lucrativo y hace rato dejó de ser una misión de vida no solo en las escuelas sino en el hogar.
Educar ya no es para los padres lo que significaba antes… Educar pasó de ser una prioridad y lo único que con seguridad permanece con nosotros a ser algo que da prestigio y relaciones sociales dependiendo de donde estudias, a ser una ventana de oportunidades de acuerdo a los ceros en la cuenta bancaria, a brindar calidad de acuerdo a las limitadas posibilidades de tu estrato socioeconómico.
Una escuela Innovadora, tiene el gran reto de ser y estar en servicio de los demás para que puedan ver cumplidos sus sueños… Yo creo en educar para la vida y en ese tránsito educar con las mismas oportunidades para todos, “a la cima no se llega superando a los demás sino superándonos a nosotros mismos”
Decía Óscar Wilde: “Cualquier persona que viva dentro de sus posibilidades, es una persona desprovista de imaginación”.
Motivemos a nuestros estudiantes a expandir sus horizontes y diseñar su vida por fuera del cubo, de tal manera que su comprensión de la vida los lleve a disfrutar de esta y no a ser esclavos de la misma.
Una escuela innovadora debe ser la compañera ideal en la consecución del proyecto de vida de cada uno de sus estudiantes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MI RELACIÓN CON LOS DEMÁS ES UN REFLEJO DE LA RELACIÓN CONMIGO MISMO

ATRACTORES EMOCIONALES - PEA Y NEA

La teoría del cambio intencional.