EL PROBLEMA ÉTICO DE LA EDUCACIÓN
El proyecto educativo de cualquier nación debe basarse en las experiencias vividas y los aprendizajes siguientes a ello.
Anteriormente contemplábamos una educación donde la imagen de autoridad era sinónimo de respeto, y aunque los métodos educativos tal vez no permitían desarrollar todas las potencialidades del ser humano tenían una base sólida en este valor, del cual se desprendían los principios y valores inherentes a la humanidad.
¿En qué momento dejamos a un lado nuestra imagen de autoridad y empezamos a negociar con nuestros hijos esta capacidad de mando?, ¿en qué momento nos confundimos y nos convencimos que un niño que aún no razona con la capacidad de un adulto sobre la relación existente entre autoridad, respeto y aprehensión de normas y reglas (no por nada distinto a la naturaleza de su edad y aún en estado de formación de su habilidad mental) podría mantener un dialogo claro que lograra llevar el mensaje del emisor(padre) al receptor(niño) de la forma en que se le quiere brindar sobre la presunción de autoridad en su relación parental?
Fue en ese preciso momento cuando empezamos a crear sistemas o proyectos educativos en los que el educador, sea padre o maestro, ya no era una imagen de autoridad y conocimiento sino que pasó a ser un señuelo orientador de lo que podría ser, cuando todo se fue por el caño.
No niego que el niño de hoy en día es un ser totalmente provisto de evolución oral y tecnológica, con habilidades motoras mas avanzadas que las del siglo anterior. Pero así mismo sigo pensando que el individuo en su fase infantil necesita una linea de autoridad que le cree limites y reglas para su formación integral.
Los sistemas educativos de hoy en día son vistos como exitosos en la formación y desarrollo de habilidades e inteligencias múltiples en el ser humano ¿pero realmente estamos formando un ser integral? no se trata de crear personas inteligentes con alcances negativos, sino de formar personas bondadosas con aptitudes extraordinarias.
La educación debe ser siempre un acto de amor, pero entendiendo el amor no sólo desde su vinculo emocional sino desde la comprensión de la importancia de fijar límites.
La autoridad no es negociable, y ese pequeño ser que vamos moldeando debe comprender que la obediencia hace parte de la formación. Incluso la obediencia crea disciplina y liderazgo, pues a través de los patrones que le son exigidos el infante puede medir su capacidad de auto-control, de auto-conocimiento y reconocimiento de su realidad.
El problema ético de la educación se basa en la niebla existente entre el bien y el mal.
Como adultos pensamos que todo aquello que vaya contrario a nuestras creencias, o cultura esta mal y nos disponemos a generar esa transmisión de información al niño.
Y como ademas creemos que el concepto de bien y de mal es ajustable a lo que las circunstancias nos proponen, hoy en día la bondad es propuesta como una virtud y no como una obligación.
Insisto en que no debe ser simplemente premiado aquel que mantiene un comportamiento adecuado, sino que además se le debe enseñar que este buen comportamiento debe ser permanente, pues los seres humanos no somos buenos o malos a medias, o de acuerdo a las circunstancias. Las personas somos buenas en la regularidad de nuestra vida cotidiana o tristemente no lo somos y así debe ser inculcado en el niño, porque la verdad y la rectitud no es ajustable a la medida de nuestras necesidades sino un flujo constante de principios y valores sobre los cuales deben estar basados nuestras elecciones del día a día.
De esta manera la bondad es un valor que debe darse como comprensión del valor de la vida, no solo la nuestra sino la todos aquellos que interactuan en nuestro ámbito social y el niño debe ser formadoe para entender el ideal de vida como el deber ser de todas las cosas y de esta forma enseñarle que la misión en la vida debe ser siempre aprender a potencializar el desarrollo de nuestra propia existencia.
El discurso ético sobre la educación siempre girará en torno a la evolución del ser humano, pero es importante estar atentos a que se de siempre dentro de los procesos pedagógicos y de enseñanza una evolución educativa que genere seres con habilidades emocionales e intelectuales extraordinarias y no una devolución emocional que no nos permita avanzar como generación para lograr ser agentes de cambio!
Anteriormente contemplábamos una educación donde la imagen de autoridad era sinónimo de respeto, y aunque los métodos educativos tal vez no permitían desarrollar todas las potencialidades del ser humano tenían una base sólida en este valor, del cual se desprendían los principios y valores inherentes a la humanidad.
¿En qué momento dejamos a un lado nuestra imagen de autoridad y empezamos a negociar con nuestros hijos esta capacidad de mando?, ¿en qué momento nos confundimos y nos convencimos que un niño que aún no razona con la capacidad de un adulto sobre la relación existente entre autoridad, respeto y aprehensión de normas y reglas (no por nada distinto a la naturaleza de su edad y aún en estado de formación de su habilidad mental) podría mantener un dialogo claro que lograra llevar el mensaje del emisor(padre) al receptor(niño) de la forma en que se le quiere brindar sobre la presunción de autoridad en su relación parental?
Fue en ese preciso momento cuando empezamos a crear sistemas o proyectos educativos en los que el educador, sea padre o maestro, ya no era una imagen de autoridad y conocimiento sino que pasó a ser un señuelo orientador de lo que podría ser, cuando todo se fue por el caño.
No niego que el niño de hoy en día es un ser totalmente provisto de evolución oral y tecnológica, con habilidades motoras mas avanzadas que las del siglo anterior. Pero así mismo sigo pensando que el individuo en su fase infantil necesita una linea de autoridad que le cree limites y reglas para su formación integral.
Los sistemas educativos de hoy en día son vistos como exitosos en la formación y desarrollo de habilidades e inteligencias múltiples en el ser humano ¿pero realmente estamos formando un ser integral? no se trata de crear personas inteligentes con alcances negativos, sino de formar personas bondadosas con aptitudes extraordinarias.
La educación debe ser siempre un acto de amor, pero entendiendo el amor no sólo desde su vinculo emocional sino desde la comprensión de la importancia de fijar límites.
La autoridad no es negociable, y ese pequeño ser que vamos moldeando debe comprender que la obediencia hace parte de la formación. Incluso la obediencia crea disciplina y liderazgo, pues a través de los patrones que le son exigidos el infante puede medir su capacidad de auto-control, de auto-conocimiento y reconocimiento de su realidad.
El problema ético de la educación se basa en la niebla existente entre el bien y el mal.
Como adultos pensamos que todo aquello que vaya contrario a nuestras creencias, o cultura esta mal y nos disponemos a generar esa transmisión de información al niño.
Y como ademas creemos que el concepto de bien y de mal es ajustable a lo que las circunstancias nos proponen, hoy en día la bondad es propuesta como una virtud y no como una obligación.
Insisto en que no debe ser simplemente premiado aquel que mantiene un comportamiento adecuado, sino que además se le debe enseñar que este buen comportamiento debe ser permanente, pues los seres humanos no somos buenos o malos a medias, o de acuerdo a las circunstancias. Las personas somos buenas en la regularidad de nuestra vida cotidiana o tristemente no lo somos y así debe ser inculcado en el niño, porque la verdad y la rectitud no es ajustable a la medida de nuestras necesidades sino un flujo constante de principios y valores sobre los cuales deben estar basados nuestras elecciones del día a día.
De esta manera la bondad es un valor que debe darse como comprensión del valor de la vida, no solo la nuestra sino la todos aquellos que interactuan en nuestro ámbito social y el niño debe ser formadoe para entender el ideal de vida como el deber ser de todas las cosas y de esta forma enseñarle que la misión en la vida debe ser siempre aprender a potencializar el desarrollo de nuestra propia existencia.
El discurso ético sobre la educación siempre girará en torno a la evolución del ser humano, pero es importante estar atentos a que se de siempre dentro de los procesos pedagógicos y de enseñanza una evolución educativa que genere seres con habilidades emocionales e intelectuales extraordinarias y no una devolución emocional que no nos permita avanzar como generación para lograr ser agentes de cambio!
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