TENEMOS LA VIDA QUE NUESTRAS CREENCIAS NOS PERMITEN TENER

TENEMOS LA VIDA QUE NUESTRAS CREENCIAS NOS PERMITEN TENER
La capacidad humana es un instrumento ilimitado de poder, y está más que demostrado a través de la ciencia que la reprogramación mental nos permite acceder a un nivel de conciencia más avanzado que logra conectarnos con lo que realmente deseamos para nuestra vida, por ello al asimilar cómo reprogramar nuestra mente y orientar nuestros pensamientos de manera positiva, con objetivos claros, expandimos los límites de lo que podemos ser, hacer y tener.
La Programación Neurolingüística (PNL) surgió de la investigación adelantada por el modelador de patrones de comportamiento Richard Bandler y el lingüista John Grinder sobre los patrones de lenguaje que utilizaban los psicoterapeutas Fritz Perls y Virginia Satir  y el famoso hipnoterapeuta  Milton Erickson  con sus pacientes para influenciar su comportamiento y actitudes.
Al ser un modelo basado en la comunicación, fácilmente, cualquier actividad que demande una comunicación efectiva, puede utilizar las herramientas de la Programación Neurolingüística, pero debemos partir del conocimiento propio, sobre todo del funcionamiento de nuestro cerebro, con  el cual  tenemos cada día posibilidades infinitas de realizar funciones extraordinarias de nuestro cuerpo.
Dato interesante: El cerebro nunca duerme, siempre está funcionando durante toda nuestra vida y realiza alrededor de 10 cuatrillones de funciones por segundo y está compuesto de más de mil millones de neuronas. Algunos grupos específicos de ellas, trabajando en conjunto, nos dan la capacidad para razonar para experimentar sentimientos y para comprender el mundo; también nos dan la capacidad para recordar datos distintos y numerosos.

Para Paul MacLean, médico y neurocientífico estadounidense,  el cerebro humano estaba realmente compuesto por 3 cerebros y  fundamentaba su idea argumentando que “en el encéfalo humano residen 3 sistemas cerebrales distintos, con sus propias capacidades de funcionamiento, y que cada uno de ellos ha ido surgiendo en nuestra línea evolutiva de manera secuencial, el uno sobre el otro. Eso significa, entre otras cosas, que estos tres cerebros serían relativamente independientes y que se relacionarían entre sí siguiendo una jerarquía, dependiendo de su antigüedad y lo importante de sus funciones de cara a nuestra supervivencia”. https://psicologiaymente.net/neurociencias/modelo-3-cerebros-reptiliano-limbico-neocortex.
Basados en esta información se denominan a estos tres cerebros: Reptiliano, siendo el más primitivo, controla nuestras funciones instintivas, tales como comer o respirar; el Límbico, que se encarga del funcionamiento de nuestra vida emocional y afectiva;  y el Neocórtex, la parte más evolucionada de nuestro cerebro que se encarga de nuestro pensamiento consciente e inconsciente y es responsable de todos nuestros procesos intelectuales superiores, como el análisis de la información, nuestra creatividad y el razonamiento lógico desarrollado como pensamiento crítico. El Neocórtex, también denominado Lóbulo Frontal, está compuesto a su vez de dos hemisferios –derecho o inconsciente e izquierdo o consciente. Son estos hemisferios los que nos brindan la facultad de ser quienes somos en el día a día, trabajando en conjunto de forma indisociable.
Entonces, para aprender a reprogramar nuestro cerebro a partir de la PNL (Programación Neurolingüística), debemos identificar las atribuciones de cada hemisferio: el cerebro inconsciente o derecho nos permite desenvolvernos eficientemente en una inmensidad de situaciones, pero cuando se trata de tomar decisiones racionales, debemos activar a nuestro cerebro consciente.  Suena complejo esto, pero se trata de comprender que en nuestro inconsciente el cerebro trabaja de forma automática, basado en patrones de comportamiento repetitivos que hemos tenido en nuestra vida y que se arraigan como hábitos  y creencias y por otro lado tenemos nuestro cerebro consciente, el cual nos ayuda a dirigir nuestra vida de forma más ordenada y con objetivos claros sobre lo que queremos obtener en la vida. A través del consciente podemos precisamente reprogramar nuestro cerebro aprendiendo nuevas habilidades y diseñando mejores patrones de comportamiento, útiles para nuestro ideal de vida.
He escuchado a muchas personas decir que no se puede cambiar; yo misma podría intentar decir que durante mi vida creí que yo era lo que era y que era difícil pretender ser otra cosa. Sin embargo, a través del autodescubrimiento de mi diseño personal, entendí que “TENEMOS LA VIDA QUE NUESTRAS CREENCIAS NOS PERMITEN TENER”  y esa experiencia de vida me enseñó a identificar  que no importa la edad, los años que pueda llevar en mi relación con un hábito o creencia, a través de la conexión del consciente con las acciones de nuestra vida diaria, podemos entrenar nuestro cerebro para dimensionar otra forma de vida, más acorde con lo que profundamente deseamos y visualizamos como ideal de vida. Así mismo, podemos centrar nuestra vida en la gratitud, el amor y el respeto, generando constantemente hábitos de pensamiento positivos.
Las creencias de las que les hablo son patrones neuronales que se han arraigado en nuestro cerebro a través de la continuidad y repetición  que le damos a lo largo de los años, hacen parte nuestra vida y la manera como la percibimos, lo que pensamos de nosotros mismos y de los demás. Son estas mismas creencias, las que inconscientemente nos llevan a atraer los resultados que obtenemos sobre nuestro proyecto de vida o las situaciones e incluso personas que nos rodean.  Un ejemplo de esto es que  aunque espere ser feliz, si en mi cerebro esta la creencia de que la vida es una constante lucha, no podré encontrar esa felicidad de la manera que la imagino, sino de la manera en que mi cerebro aprendió a percibirla a través de mis propias experiencias, es decir, tristemente en muchas ocasiones felicidad con sufrimiento, así que lo primero que debo hacer es decidir positivamente ser feliz con aquello que circunda a mi alrededor y encontrar en cada momento, bueno o malo, una oportunidad de aprendizaje.
Investigaciones neurocientíficas sobre este tema descubrieron que más del 90 % de nuestras acciones diarias, como coger  una pelota  o abrir una puerta,  se hacen inconscientemente por medio de una especie de piloto automático que tenemos en el cerebro. Es por ello que claramente saber hacer algo no quiere decir que precisamente lo pongamos en práctica, o que  trazar una meta signifique que podamos alcanzarla. 
Anteriormente, les decía en la Hipótesis sobre sembrar el odio, cómo era importante entender el mandamiento de amar a los otros como a nosotros mismos y que el ser humano como individuo integro proporcionado de principios y valores, no podía ser medio bueno o medio malo. En este caso, la referencia de esto se encuentra en el hecho de que no podemos sentir que estamos en paz con nosotros mismos o con los demás, si cargamos inconscientemente pensamientos negativos sobre nuestra vida y la relación con los demás. Podemos  saber que perdonar es necesario para seguir adelante y liberarnos de emociones innecesarias para nuestra felicidad, pero si tenemos un patrón de comportamiento que nos habitúa a retomar ese pasado que nos hace daño, realmente no practicamos el perdón.
“Cada creencia limitante es como una nube  que tapa el sol y no permite que expanda su calor y su fuerza. Sin embargo el sol no deja de existir por esto. Debemos aprender a despejar el cielo de nuestra mente para que el sol pueda brillar” – Libro, La Mente Ilimitada, Gloria Cecilia Ramírez y Alejandro Monroy.
Entonces, intentemos reconectarnos con nuestra mente consciente eligiendo nuevos pensamientos positivos que queremos reprogramar como creencias, a través del ejercicio diario y practica racional y consciente de nuestros actos y decisiones de la vida diaria; lograremos imprimirlos en nuestro cerebro inconsciente y de esta forma, que créanme no es fácil pero tampoco imposible, permitiremos que en nuestro cerebro se vayan creando nuevos caminos neuronales, más acordes con nuestro proyecto de vida.
Recuerda siempre: Todo lo que somos es el resultado de nuestras creencias, y es nuestra actitud frente a la vida la que marca la diferencia, pues no hay límites, ni siquiera físicos, que puedan interrumpir tus éxitos y propósitos si tienes una mente receptiva  y dispuesta a superar todos los desafíos que se te presenten,  creando situaciones de aprendizaje en cada circunstancia que vives. Todos poseemos los mismos recursos para cambiar nuestra realidad; solo necesitamos tener la determinación  Y creer confiadamente que somos seres poderosos, dueños de nuestra oscuridad,  pero sobretodo, de nuestra luz, capaces de comprender que ser felices es una decisión de vida y que nuestro valor no lo determina nada ni nadie, sólo nosotros mismos y las acciones que se desprenden de la visión responsable que tenemos de nosotros mismos y nuestro alrededor.

Te invito a tener la vida que te mereces!

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